El
semblante del caballo
Los animales no duermen. Erguidos en
la oscuridad nocturna
como una pared de piedra ante el mundo.
La cabeza inclinada de la vaca
hurga en el pajar con sus cuernos
lisos,
aprieta su frente pedregosa,
sus seculares pómulos se separan
y sus ojos tartamudos
giran con dificultad.
El semblante del caballo es más hermoso e inteligente.
Él escucha lo que dicen las piedras y
las hojas.
¡Atento! Conoce el grito de las
bestias
y el gorjeo del ruiseñor en el
vetusto bosque.
Y conociéndolo todo, ¿a quién le
confiará
sus maravillosas visiones?
La noche es profunda. Sobre el oscuro
horizonte
asciende la unión de las estrellas.
El caballo está quieto como un
caballero en la torre,
el viento juega en su pelaje fino,
sus ojos arden como dos enormes mundos
y su melena se despliega como la
capa del zar.
Si un hombre viera
el mágico semblante del caballo,
se arrancaría su lengua impotente
y se la daría al caballo.
¡El caballo debería tener una
lengua mágica!
Así oiríamos sus palabras.
Palabras que penetran como llamas,
que entran en el alma como el fuego
en la choza
y su pobre decorado se ilumina.
Palabras que no mueren,
sobre las que hacemos canciones.
Pero el establo quedó vacío,
los árboles también se fueron.
El ávido amanecer envolvió los
montes,
abrió los campos al trabajo.
El caballo en su cárcel de pértigo
arrastra una carreta
y mira con ojos obedientes
el misterioso e inmóvil mundo.
Me gustó mucho tu blog, me pareció único.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Me gustó mucho lo leído.
ResponderEliminarMe identifico con el caballo.
Hermosas letras,un gusto disfrutarlas.
Zabolotsky era un grande. Me entristece inmensamente que no exista traducción alguna de su obra completa.
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