Febrero
brillante, cristalino,
alegre
y ventoso febrero.
Aparece
sobre la boca
la
espiral blanca del aliento.
Y
por la espiral, por la espiral
suben
como pompas de jabón
las
palabras astutas.
Nadan
junto a los faroles
pero
no los rozan.
Decís:
no quiero,
te
reís, te alejás,
y
de nuevo, llorosa,
te
aferrás a mi hombro.
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