Moriré y andaré
por mi patria,
descalzo por mi
patria.
Mientras tanto el
invierno aviva la soledad,
los tractores se
convierten en centauros
y corren por los
campos nevados de mi Habla.
Tengo 23 años.
Vivimos dentro de un capullo.
Nos multiplicamos
con el método de las mariposas.
Osip pone sus
dedos en el fuego.
Se levanta
temprano, camina por la casa en sandalias.
Escribe despacio.
En la habitación los
rezos se desvanecen.
Las polillas que
se juntaron en la ventana
lo observan,
mientras su
lengua se desplaza por mi piel
examino su cuerpo
desde abajo.
Su rostro detrás
del doloroso gesto.
(Esto lo dice
Nadezhda).
Abrazada por la
llama roja.
Baja sus manos silenciosamente.
Su voz suena:
Oh Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob
en tu balanza del
Bien y del Mal
pon un plato de comida
caliente.
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