Observo el cielo
y la tierra,
mi oído filtra el canto del canario...
¿Con qué
pellizcar al lector
para que su alma
suspire con dulzura?
Pasa un muchacho,
ingenuo e inocente.
Solo hay un
camino, una sola vida...
Y yo, un malvado, salgo detrás del árbol,
¡y lo golpeo con
la culta de la rima!
Yace en el piso, todavía
no siente dolor,
otros hombres
vienen a rescatarlo.
Como balas en el
cargador,
deposito mi moral en su cerebro.
"Como balas en el cargador,
ResponderEliminardeposito mi moral en su cerebro." Nada más se podría agregar.