21 de febrero de 1918
Los alemanes avanzan.
La señorita canta del otro lado de la pared. El canalla la acompaña (mi pariente). Es la sombra débil, el último eco de júbilo de la burguesía.
Si se ha hecho tanto daño en vida, es necesario, al menos, morir honestamente y con dignidad.
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15 000 con banderas rojas al encuentro con los alemanes y el fusilamiento.
Cajones con bombas y rifles.
Esenin se ha inscrito en el destacamento de combate.
Ya no existe la "política real". Solo queda volar.
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Ya quisiera escribir yo así un diario, aunque sea inventado y contar de esa manera historias fuertes.
ResponderEliminarEso sí, tendré que acostumbrarme a que el canalla del tren será el que me pisa el pie y la política real será volar literalmente llevado por la masa de gente que hace los transbordos entre tren y subte.
Sospecho que en lo prosaico del día a día la pasión de la vida está codificada en la barra magnética de una tarjeta.
Sospecho que quizás no sea tan así. Pero sospechemos más y saldrán diarios magníficos.
ResponderEliminarMis abrazos,
Natalia
Yo sospecho, escritora, y si me entero de algo lo publico o le cuento antes.
ResponderEliminarTodo sea por descubrir.
Así es, será leído con placer,
ResponderEliminarmis abrazos,
N
Abrazos para vos también.
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