En muchos de sus poemas, Severianin, intentó predecir su muerte, pero sus predicciones fallaron: " me enterrarán como a Suvórov" o "qué hermosas y frescas serán las rosas arrojadas sobre mi ataúd".
M. Petróv
UNA PEQUEÑA ELEGÍA
Se paró en puntas de pie
y me regaló sus labios.
Cansado la besé
en el silencio húmedo del otoño.
Las lágrimas caían en silencio,
en el silencio húmedo del otoño.
El día aburrido se apagaba, aburrido
como todo fuera del sueño.
1909
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