Maksim Bogdanovich
(1891, Minsk – 1917, Yalta)
La tarde calurosa, el almiar suave, el viento sigiloso,
me costaron sobre el pecho de la tierra.
Columnas de polvo no se elevan junto al camino,
el cuerno pálido de la luna brilla en el cielo
donde las estrellas florecieron en silencio.
Adormecido por la quietud de la tarde
olvidé dónde está la mano, dónde la cabeza.
Veo que el alma se une con la naturaleza,
el viento hace temblar las estrellas sobre mí,
oigo la hierba crecer en calma.
1910
La naturaleza bielorrusa, sabor a tierra libre, a cielo descubierto detrás del tiempo. Calma, paciencia.
ResponderEliminarNo es para leerlo un domingo antes de dormir para ir a laburar... provoca ganas de estar en un campo relajado.
ResponderEliminarUn beso,
Facu.
qué bueno N.
ResponderEliminarsaludos.
Bogdanovichg me encanta, de mis poetas bielorrusos favoritos.
ResponderEliminarIgual que Yakub Kolas