LA VERDAD
Vitam impendere vero.
El mundo fatigado suspira por confusión,
la tarde rosada vierte olvidos...
No nos separaron las personas sino las sombras,
¡mi niño, mi corazón!
Las paredes se levantan vestidas de niebla,
el sol sin fuerzas dejó caer una lanza...
En el mundo de la noche tengo frío.
¿Dónde estás, mi niño, mi corazón?
No oyes. Se aproximan las paredes,
todo se apaga, todo se une...
No hubo, no habrá reemplazo,
¡mi niño, mi corazón!
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Magnífico poema. Me gusta especialmente la metáfora claustrofóbica del verso noveno.
ResponderEliminarUn saludo ;)
Me gustó esta poesía. "No oyes, se aproximan las paredes" qué figura sugerente.
ResponderEliminarTe agrego a mi lista de blogs para no perdete.
Un beso