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En qué me diferencio
de la mujer con la flor
o de la muchacha que ríe
y juega con el anillo.
¿Y el anillito no llega hasta sus manos?
Me distingo de la habitación con el empapelado,
donde estoy sentada sobre el final del día
y la mujer con los puños de cibelina
aparta de mí su mirada arrogante.
Como compadezco su mirada altiva,
y temo, temo espantarla,
cuando ella se inclina
sobre el cenicero de cobre
para sacudir la ceniza.
¡Oh, Diós mío!
Cómo le compadezco,
su hombro, su hombro deprimido,
y su cuello blanquito y fino,
que siente calor bajo las pieles.
Y temo que de repente comience a llorar,
que sus labios griten terriblemente,
que esconda las manos en las mangas
y que las perlas golpeen el suelo...
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1950
Gracias por facilitar el acceso a esta poesía tan inaccesible. A veces uno termina enfermo de lo mismo, siempre lo mismo y claro, ahora me por preguntarme cómo será la poesía albanesa o turkmena o javanesa.
ResponderEliminarUn saludo
cegodnia umerla... kakaya eto tiazhelaya i pechalnaya novost!
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