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A CASANDRA
No buscaba en los instantes florecientes,
tus labios, Casandra, tus ojos, Casandra,
pero en diciembre de vigilia solemne,
nos atormentan los recuerdos.
Y en diciembre del decimoséptimo año,
todo lo perdimos, amando;
Unos fueron robados por voluntad del pueblo,
otros, se robaron a si mismos...
Alguna vez, en la capital inquieta,
durante la fiesta escítica en la orilla del Neva,
al compás de los sonidos del baile abominable,
el pañuelo de la hermosa cabeza, arrancarán.
Pero si esta es la vida - necesita desvarío,
y el bosque maderable - grandes casas.
Te amé, victoria manca,
y también el invierno apestado.
En la plaza entre autos blindados
veo a una persona ahuyentando
lobos con carbones ardientes:
la libertad, la igualdad, la ley.
No resisto más, Casandra,
enferma y silenciosa.
Para qué brillaba el sol de Aleksandr,
el sol que hace cientos de años, alumbró para todos.
1917
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