La puerta entreabierta,
En la mesa, olvidados,
el látigo y el guante.
El círculo amarillo de la lámpada …
Escucho susurros.
¿Por qué te fuiste?
Yo no entiendo…
Alegre y claro
será el amanecer de mañana.
Esta vida es hermosa,
corazón, sé sabio.
Completamente cansado,
latís sigilosamente, más despacio …
Sabés, yo leí
que las almas son inmortales.
1911
Hola, Natalia.
ResponderEliminarSoy Sergio, estudiante de traducción, y he de decirte que tus traducciones son magníficas.
Gracias por hacernos llegar esta poesía a nuestra lengua. Un placer encontrarte por aquí.