.
.
Pero la esposa de Lot, miró hacia atrás
y se convirtió en un pilar de sal.
Génesis.
Y el hombre justo caminabapor la montaña negra
detrás del mensajero de Dios,
enorme y brillante.
Y una voz insistente le dijo a la mujer:
no es demasiado tarde, todavía podés mirar
hacia las torres rojas de tu Sodoma nativa,
la plaza donde cantabas, el patio donde hilabas,
las ventanas vacías de las amplias casas,
donde diste a luz a los hijos
para tu esposo querido.
Miró, y encadenados al dolor mortal
sus ojos no pudieron ver más;
su cuerpo se hizo de sal transparente
y sus piernas antes veloces se adhirieron a la tierra.
¿Quién será el llanto de esta mujer?
¿Qué tanto vale esta pérdida?
Sólo mi corazón nunca se olvidará
a la que dio su vida por una sola mirada.
1922-1924
.
Pero la esposa de Lot, miró hacia atrás
y se convirtió en un pilar de sal.
Génesis.
Y el hombre justo caminabapor la montaña negra
detrás del mensajero de Dios,
enorme y brillante.
Y una voz insistente le dijo a la mujer:
no es demasiado tarde, todavía podés mirar
hacia las torres rojas de tu Sodoma nativa,
la plaza donde cantabas, el patio donde hilabas,
las ventanas vacías de las amplias casas,
donde diste a luz a los hijos
para tu esposo querido.
Miró, y encadenados al dolor mortal
sus ojos no pudieron ver más;
su cuerpo se hizo de sal transparente
y sus piernas antes veloces se adhirieron a la tierra.
¿Quién será el llanto de esta mujer?
¿Qué tanto vale esta pérdida?
Sólo mi corazón nunca se olvidará
a la que dio su vida por una sola mirada.
1922-1924
Qué verso final tan impresionante:
ResponderEliminar... a la que dio su vida por una sola mirada.
El gran atreverse ahí condensado, en el darse vuelta. Ma-ra-vi-llo-sa Ajmátova.
Éste se me había escapado. Hermoso, Nati. Abrazo
ResponderEliminar