16.08.1970, Repino.
Querido Nikitochka.
Estoy en
Repino. No hago nada, pero me mojo bajo la lluvia. El mar de siempre es aburrido y ventoso. Ayer pasó una tormenta (pequeña). Dejó una larga
barcaza de hierro en la orilla. Cuatro buques de vapor
tiraban de ella atada a los cables, tardaron el día entero en sacarla. Tengo
pocos conocidos aquí. El bosque es húmedo pero hermoso. Las primeras dos semanas
en el puro cielo azul nadaban las nubes blancas de nariz aguda.
El veinte
iremos a Moscú. El libro ya debe estar allí. No sé cómo salió la edición. Me
escribían poco. Me invitan a RDA. Allí publican libros. A algún lado iré.
Por las
mañanas hago gimnasia. La mano duele solamente por la noche. No duele, mejor
dicho, se siente.
Es
necesario que vaya y termine de escribir un libro difícil sobre Serguéi Eisenstein.
Escribime a
la dirección de Leningrado.
Todo lo que
hubo, ya pasó, y aquí fue cubierto no por el pasto* sino por los bosques. Te
quiero mucho. Lavá las manos con jabón y escuchá música. Leé sin temor a
dispersarte. Los nuevos pensamientos no crecen de los libros, sino del espacio
entre los libros.
Dale un
beso a todos. Y por separado, a la abuela.
Tu abuelo
Víktor Shklovski.
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NdT: acá
Shklovski juega con la palabra que se refiere al pasto, y a la vez a aquello que fue olvidado para siempre.
....muy bello!
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