Cuando precisemos la lengua
y nombremos a la piedra como se debe,
ella misma nos contará acerca de su nacimiento,
cuál es su objetivo y cuál es su recompensa.
Cuando encontremos el nombre único
de la estrella,
junto a sus planetas,
abandonará la mudez y la oscuridad.
Entonces, que no asombre
el balbuceo infantil de la hierba,
la ciudad es tímida, la fábrica es tranquila,
y los pájaros están roncos de tantas preocupaciones.
Lo que estaba lejos, se acercará.
Triunfará lo más débil.
El silencio no existe
en la lengua verdadera.
1982
clap-clap-clap!
ResponderEliminary gracias otra vez.
Tienes disponible más poemas de este autor?
ResponderEliminarMás adelante traduciré más,
ResponderEliminarNatalia
gracias por traducirnos para el habla hispana. Atentamente,
ResponderEliminarHugo Armando Aguirre Ayala