La
noche se acuesta en silencio
en la cima de las montañas
y la luna se mira
en el espejo de los lagos.
Sobre la estepa sigilosa,
como una cadena infinita,
las nubes nadan
hacia lo desconocido.
Junto al río ancho,
detrás de la oscuridad,
en el silencio profundo
se oculta el bosque frondoso.
Las bahías iluminadas
brillan entre los juncos,
los sauces en el campo
no se mueven.
El cielo azul
mira con alegría
y la gran aldea
duerme despreocupada.
Pero en la oscuridad de la noche
la pena y la rebelión
no cierran sus ojos.
No duermen en silencio.
1849
las nubes nadan
ResponderEliminarhacia lo desconocido
La pena y la rebelión, garantes del insomnio.
ResponderEliminarQue hermoso lo que trajiste hoy, Natalia, y que lindo que estas de los mas activa, acercandonos mucho de aquella lengua. Gracias.
Gracias,
ResponderEliminarlos abrazo