9 de marzo de 1902
En el éxtasis — está el fin.
Decide que tienes que morir, pero planéalo de antemano. Prepara el revólver o una soga (¡!?). Fija el día. Un momento antes del suicidio reconcíliate, pelea, trata de distraerte, y entre las distracciones que tu corazón se estremezca, frente a la cruz, o AUN MEJOR — frente a la mujer amada, por el juramento de que tal día te matarás. Deshazte de los objetos, di cosas EXTRAÑAS, principalmente — en presencia de la mujer que amas, para que sospeche algo y esté interesada. El día fijado, sabiendo que puedes encontrarte con ella y hablarle sin obstáculos, — el éxtasis hará latir la sangre en tus venas. Entonces — haz lo que necesitas hacer, haz o habla. No te lo impediremos, solo te observaremos. Si te equivocas, nos reiremos, será muy lamentable. Por eso — es mejor de una vez, no confíes en los prefacios. Claro que, si puedes con el prefacio, — será una ganancia, un agregado.
Todo esto lo harás, si quieres 1) rápido, 2) probar aquí algo 1) nuevo, 2) grande, es decir — si no tienes paciencia ni fe en lo otro.
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