TRADUCCIÓN DE POESÍA RUSA

15.11.11

Un fragmento de "EL FIN DE RENATA" de V. Jodasevich
























"Para el simbolista o para el decadente, el amor abría un acceso directo y brevísimo al pozo inagotable de las emociones. Bastaba con estar enamorado  y esa persona se abastecía de todos los objetos de la necesidad lírica: Pasión, Desesperación, Júbilo, Locura, Defecto, Pecado, Odio, etc. Por eso todos y siempre estaban enamorados: y si no lo estaban, se autoconvencían; soplaban con todas las fuerzas la más pequeña chispa de algo parecido al amor para convertirla en fuego. No en vano se cantaban cosas, como "el amor al amor".

Un sentimiento verdadero tiene distintos grados de amor, desde un amor para siempre hasta una pasión efímera. A los simbolistas la noción de "la pasión" les parecía insoportable. De cada amor se veían obligados a sacar el máximo de las posibilidades emocionales. Cada una, por su código moral-estético, debía ser fatal, eterna. Ellos buscaban los grados de la perfección en todo. Si no conseguían  convertir el amor en algo "eterno", se podía dejar de amar. Pero cada desenamoramiento y cada nuevo enamoramiento debían acompañarse de conmociones profundísimas, de tragedias internas y hasta de un cambio total en la percepción del mundo. En realidad todo se hacía para eso.

El amor y todas las emociones que de él se desprendían, debían ser vividos en su máxima tensión y plenitud, sin matices y sin impurezas, sin los odiosos psicologismos. Los simbolistas querían alimentarse con las más nutritivas esencias de los sentimientos. El sentimiento presente, concreto, es inconfundible. Lo inventado o lo exasperado carece de estas cualidades. Se convierte en su propia abstracción, en una idea sobre el sentimiento" ...



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