¡Nostalgia de la patria!
Engaño hace tiempo
revelado.
Me es indiferente dónde estar
tan absolutamente sola,
sobre qué calle caminar
con la canasta de mercado
hacia una casa que
(¿cuartel u hospital?),
si es mía, ella no lo sabe.
No me importa a quién
le tenga que mostrar
mi gesto de león cautivo,
qué clan humano
me va a desplazar
privándome de los sentidos.
A mí, oso polar sin hielo,
me da igual dónde convivir
y dónde ser humillada.
Ya no seduce el llamado
de mi lengua materna.
¡Me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre!
(Lector, devorador de los periódicos,
el chismoso... A este siglo pertenece él,
pero yo soy anterior a todo siglo).
Como una madera clavada
donde había un bosque,
todo me da lo mismo,
y me es indiferente
lo que ya no existe.
Perdí mi identidad,
los rasgos y las fechas,
soy el alma que nació
en algún lugar.
Mi tierra me he perdido y tanto,
que ni el más astuto podrá hallar
marcas de mi nacimiento.
Todas las casas son ajenas
y los templos para mi están vacíos.
Todo me da lo mismo,
todo me es igual,
si encuentro por el camino un arbusto,
y si es un serbal...
.
.
.
Fantástico este lugar Natalia.
ResponderEliminarQuería preguntarte si tenés alguna traducción de Velimir Khlebnikov, o sabés si hay obras de él traducidas al español (en inglés sí encontré).
abrazos