Oh, gotas en el silencio de la noche,
sonajero del espíritu dormido,
se hinchan temblando
y caen con insistencia y precisión.
En la noche insomne y quieta
espero ansioso su golpeteo:
la mecha de la vela solitaria
brilla y parpadea tristemente.
Y parece
que, a escondidas, debo
asistir a un extraño matrimonio,
al comprender la relación desesperada
de dos vidas que se deshacen en la oscuridad.
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