"Osip, te envidio, - decía Gumiliov, - morirás en el desván". Los versos proféticos para ese entonces ya habían sido escritos, pero ninguno de los dos quería creer en sus predicciones y se entretenían con la variante francesa del destino desdichado del poeta. Ya que el poeta es un ser humano, simplemente un hombre, y por eso le tiene que pasar lo más ordinario, lo más característico de la época, que acecha a todos y a cada uno en el país donde vive. No el brillo ni el horror del destino individual, sino el camino simple "con la multitud y el rebaño"*. La muerte en el desván no es para nuestro tiempo.
* de Versos del soldado desconocido; O. Mandelstam 1937
Ya no quedan desvanes.
ResponderEliminarQue grandeza, que belleza, que honestidad, con la palabra, descubrí hace años a Osip Mandelstam y quedé ciristalizado , ya no puedo sacarmelo de mi cabezera, aunque siempre por desgracia traducido.
ResponderEliminarSabés algo de Khoiassevitx ?
Es un placer. Si, acá encontrarás sus poemas. Fuerte abrazo a los dos.
ResponderEliminarHola Escritora, quería pasar y saludarte en este día de la poesía.
ResponderEliminarPero no sé, uno llega y lee y parece que el saludado es uno y el que se lleva un regalo es quien vino a visitar y homenajear.
Qué sé yo, paso igual, dejo mi gesto y mi, siempre, reconocimiento a tus letras, las tuyas propias y las traducidas.
Me voy de vuelta, mi mate, mis lecturas y el chipero de la esquina que cierra y se me escapa.
Mejor corro, abrazos.
Qué rico, muchas gracias, mis abrazos para usted.
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