Las palabras vacías yacen, no respiran,
las palabras no saben para qué las escriben,
palabras sin sentido, palabras sin destino,
no supieron calentar al que tenía frío,
no les dieron de comer a los hambrientos,
¡palabras desalmadas, palabras impotentes!
Se cohíben, no se atreven,
no iluminan, no abrigan,
huérfanas enmudecen en la melancolía
sin reconocer su fealdad.
Hermoso! No conocía a María Petrovyh, gracias por compartirlo :)
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ResponderEliminarNATALIA LITVINOVA, no sé ruso pero ¿intuitivamente? por leer y actualizarme acá sobre autores rusos, o porque cada tanto me llega por otras vías (diarios, revistas, amigos) me quedo siempre con la impresión de que en tus traducciones, además de la letra llega el tono de la poesía, esa musicalidad con que está escrita en idioma original. Otras veces, las poesías rusas me suenan a machetazos cuando las leo, con lo que deduzco que no solo traducís sino que, además, le ponés sensibilidad de poeta al oficio de contarnos en español lo que se escribe en cirílico.
ResponderEliminarGracias por tu aporte.
Iván, muchas gracias por esta observación,
ResponderEliminares una caricia,
Natalia