Innokénti Ánnensky
(1855 – 1909)
«La fuente de la poesía de Nikolai Gumiliov, no está en los versos de los franceses, como se suele decir, sino en Innokénti Ánnensky. Él poseía el don asombroso de atraer a los acmeístas». — escribía Ajmátova—
«Pero sólo ahora, cuando la poesía ha conquistado el derecho de ser viva y desarrollarse, los buscadores de nuevos caminos, sobre sus banderas, deben escribir el nombre de Ánnensky». —Nikolai Gumiliov—
EL DESEO
Cuando hacía la noche, con el brazo cansado
termine de arar mi parcela de tierra,
quisiera retirarme en calma,
a un monasterio, en el bosque lejano.
Donde a todos serviré como criado,
y de las criaturas de Dios, seré amigo.
Y que los pinos susurren alrededor,
y que la nieve se pose en los pinos...
Y cuando sobre mi resuene
el llamado cobre, en la noche sin luces,
dejaré caer sobre el granito frío y duro
la cera de la vela consumada.
—Innokénti Ánnensky—
EL MAESTRO — Anna Ajmátova—
in memorian Innokénti Ánnensky
Aquel que considero mi maestro
pasó como una sombra sin dejar sombra,
absorbió todos los venenos, bebió todo este letargo,
esperó y no logró la fama.
Quien fuera presagio, augurio,
se apiadó de todos, en todos dejó su aliento
y se ahogó...
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